apego:una necesidad básica para el ser humano.

Los seres humanos somos la especie que mayor apego muestra en la naturaleza. Desde bebés, necesitamos a nuestras madres para poder sobrevivir. Se ha comprobado que esa necesidad no solo está orientada a la nutrición o al calor, sino que va más allá de una necesidad afectiva. Bowlby es el autor por excelencia de la teoría del apego, quien considera que la calidad del apego va a depender del tipo de interacción que se establezca entre el niño/a y la persona cuidadora. Así creía que el apego ayudaba en la supervivencia, el cual se crea desde el nacimiento y continúa el resto de nuestra vida. «La propensión a hacer fuertes lazos emocionales con individuos particulares es un componente básico de la naturaleza humana». Actualmente, es indiscutible que todos tenemos una necesidad hacia los demás.

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1. ¿QUÉ ES EL APEGO?

El apego es la relación afectiva más intensa, duradera e íntima que establecemos con una o varias personas que se encuentra a nuestro alrededor, configurando éstas una “base de seguridad” para poder salir a explorar y conocer nuestro ambiente, y a quienes percibimos como un refugio de seguridad ante los acontecimientos estresantes que ocurren en nuestras vidas. El apego se considera una necesidad humana, universal y primaria, permanente durante la mayor parte de la vida de una persona.

 

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2. FUNCIONES DEL APEGO:

Según Bowbly la conducta del apego tiene dos funciones básicas, por un lado la función biológica, la cual asegura la supervivencia y, por otro lado la psicológica, a través de la cual adquirimos una seguridad.
A su vez, podemos mencionar otro tipo de funciones como son:

    • Buscar y mantener la proximidad.
    • Base segura desde la cual explorar el mundo y consecuentemente realizar un aprendizaje.
    • Refugio seguro en el que buscar consuelo y seguridad ante un peligro o una amenaza.
    • Apoyar al sistema afiliativo. Implica interés por las personas y desarrollo de habilidades sociales.
    • Ofrecer y regular la cantidad y calidad de estimulación que necesita el/la niño/a para su desarrollo.
    • Fomentar la salud física y mental, siempre y cuando el apego sea el adecuado.
    • Favorecer el desarrollo social, creándose a través del apego seguridad.
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3. TIPOS DE APEGO:

En 1960, la psicóloga Mary Ainsworth amplió aún más el trabajo pionero de Bowlby en su ahora famoso estudio “Situación Extraña”. En dicho estudio se observaron niños/as entre los 12 y 18 meses, los cuales respondieron a una situación en la que se les dejó solos durante un tiempo breve y después se reencontraron con su madre. Tras los resultados obtenidos, Ainsworth concluyó que había tres estilos principales de apego, en función del patrón de comportamiento del niño/a y de su figura de afecto:

  • APEGO SEGURO: Es la confianza que se tiene sobre nuestra figura de apego, es decir, sobre nuestra base segura de que “siempre estará ahí para mí» (que puedo contar con ella/él), deberá estar disponible, ser responsable, siendo capaz de ayudar y apoyar. Así, la figura de apego conecta con las emociones del niño/a, guía en él/ella el aprendizaje de las emociones y responde con seguridad a las situaciones nuevas e inseguras. Estas conductas favorecen la seguridad en uno mismo y de su entorno, conectando así con sus emociones.
  • APEGO INSEGURO: Es la falta de confianza de que mi base segura “no siempre estará ahí para mí”. Tendrá un déficit en su capacidad para estar disponible, ser responsable, y brindar la ayuda y apoyo necesario.
 
 
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  • APEGO AMBIVALENTE/RESISTENTE: Se da cuando a veces se le dedica el tiempo suficiente al niño/a y otras veces no. Los/as niños/as con este tipo de apego no confían en sus cuidadores y tienen una sensación constante de inseguridad, de que a veces sus cuidadores están y otras veces no están. Las emociones más frecuentes son el miedo y la angustia exacerbada ante las separaciones, así como una dificultad para calmarse cuando el/la cuidador/a vuele. Los/as niños/as necesitan la aprobación de sus cuidadores y vigilan de manera permanente que no les abandonen. Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse demasiado de la figura de apego. Son cautelosos con los extraños, aún en presencia de la figura de apego. De adultos este tipo de apego provoca una sensación de temor a que su pareja no les ame o no les desee realmente. Les resulta difícil interaccionar de la manera que les gustaría con las personas, ya que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan como por ejemplo la dependencia emocional.
  • APEGO EVITATIVO: Se reconoce como personas que evitan sus emociones, ya que asumen que no pueden contar con sus cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento. Los/as niños/as muestran poco malestar cuando son separados de la figura de apego y rehúyen de ella cuando regresa aunque ésta trata de ganar su atención. Parecen ser sociales con los extraños, pero pueden ignorarlos de la misma forma en que evitan a su figura de apego cuando regresa. En la adultez, se producen sentimientos de rechazo a la intimidad con otros y de dificultades de relación. Se puede ver por ejemplo en las parejas de estas personas echan en falta más intimidad en la interacción.

 

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Los investigadores Main y Solomon agregaron un cuarto estilo de apego conocido como apego desorganizado-inseguro.

  • APEGO DESORGANIZADO: Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en el que el/la niño/a presenta comportamientos contradictorios e inadecuados. Lo constante en los cuidadores han sido conductas negligentes o inseguras. Es el que crea más patología. Estas figuras de apego generan miedo, y por eso se puede generar trauma. Las personas de apego son figuras atemorizantes para el niño. Los/as niños/as tienen conductas explosivas, destrucción de juguetes, reacciones impulsivas, así como grandes dificultades para entenderse con sus cuidadores y con otras personas. Evitan la intimidad, no gestionan las emociones que les provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de carácter negativo que impide la expresión de las emociones positivas. En la adultez, pueden ser personas con alta carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parecen que rechacen las relaciones, si bien en el fondo son su mayor anhelo. Este tipo de apego puede encontrarse en las relaciones conflictivas constantes.
 

Numerosos estudios han apoyado las conclusiones de Ainsworth y la investigación adicional ha revelado que estos estilos tempranos de apego pueden ayudar a predecir los comportamientos más adelante en vida.

La psicoterapia puede ayudarnos a modificar nuestros patrones de apego, para así, poder disfrutar de relaciones más sanas con las personas que nos rodean.

Bibliografía:

«El apego en psicoterapia» – David J. Wallin.

«No soy yo» – Anabel González.

Esperanza Escobar Moraga. 

Graduada en Psicología. Alumna en prácticas externas del Máster General Sanitario 2021(UNED Albacete).

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